Pablo Muñoz acabó recientemente con sus huesos en el psiquiátrico penitenciario de Fontcalent (Alicante, Països Catalans) acusado de esquizofrenia paranoide con brotes psicóticos y pelo regular. En esta fotografía de archivo, Alvy Singer -el apelativo que utilizaba en los foros de cine documental en los que se citaba con sus víctimas- es sorprendido saliendo de su mansión familiar en las afueras de Sant Cugat del Vallés. Singer es un apasionado de la serie B y de la literatura de derribo, sin embargo, su odio de clase hacia las élites de la cultura snob le llevó a postularse como agitador cultural en Barcelona. Su primer y único crimen se conoce como "La matanza de la cripa del Raval". Durante un ciclo de charlas sobre la relación entre la Post-modernidad , la Post-post-modernidad y el vibrato tenso en el canto de Joan Manuel Serrat, Pablo Muñoz se arrancó una peluca y le mostró al público atónito un intento de cresta apache, mientras que metralleta en ristre, repartió la muerte y el dolor entre los cuarenta y cinco asistentes que allí se encontraban. Actualmente, un pequeño grupo de seguidores de Pablo Muñoz, ha convertido La Cripta de La Central del Raval en un incómodo lugar de peregrinaje. |
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